Los grandes almacenes en los Estados Unidos comenzaron a mediados del siglo XIX. Uno de los primeros y más influyentes fue Macy’s, que se estableció en Nueva York en 1858. Estas grandes superficies ofrecían una amplia gama de productos bajo un mismo techo, lo que representó una innovación significativa en el comercio de la época. Durante más de ciento cincuenta años el modelo de consumo se mantuvo intacto, generando una gran derrama económica hasta el boom de la era digital.
El e-commerce le pegó de manera brutal a tiendas históricas muy arraigadas en la cultura popular como J.C. Penney, Sears, Kmart, entre otras. El tráfico físico de estos comercios se vio reducido de manera significativa, en algunos casos éstos terminaron en la bancarrota.
J.C. Penney sufrió grandes pérdidas debido al cambio hacia las compras en línea. La empresa norteamericana intentó eliminar los descuentos en favor de precios bajos constantes, esta estrategia no fue bien recibida por sus clientes tradicionales, quienes estaban acostumbrados a buscar ofertas. La empresa realizó grandes inversiones para cambiar la experiencia de compra en tiendas físicas, sin embargo, esto no tuvo el impacto positivo esperado y contribuyó a aumentar su deuda. La pandemia exacerbó todos estos problemas, ya que el cierre temporal de tiendas físicas aceleró su caída financiera, dejando a la compañía con ingresos reducidos y aumentando su presión financiera. Como resultado de todos estos desafíos, J.C. Penney se declaró en quiebra en mayo de 2020.
Sears enfrentó su declive y eventual quiebra debido a una combinación de factores. Con el creciente auge del comercio electrónico, los consumidores comenzaron a preferir comprar en línea, lo que afectó directamente las ventas físicas de la cadena. Sears acumuló una carga significativa de deuda a lo largo de los años, lo que hizo difícil su capacidad para invertir en mejoras y crecimiento. La falta de capital para renovar sus tiendas y mejorar su infraestructura también contribuyó a su declive. Muchas de las tiendas Sears estaban ubicadas en centros comerciales, que también experimentaron una disminución de visitantes debido al cambio en los hábitos de consumo. Estos factores llevaron a una debilitación progresiva de la empresa, culminando en su declaración de quiebra en 2018.
Kmart enfrentó una fuerte competencia de tiendas como Target, que ofrecía precios similares o mejores y una experiencia de compra más atractiva. Kmart no invirtió lo suficiente en la renovación y modernización de sus tiendas. La empresa sufrió problemas de liderazgo, que llevaron a una falta de dirección clara y estrategias incoherentes para su crecimiento. Kmart se declaró en quiebra en 2002, de la cual logró salir tras la reestructuración. Sin embargo, los problemas estructurales no se resolvieron por completo y la compañía sufrió un declive continúo en las siguientes dos décadas, culminando con el cierre de la mayoría de sus tiendas.
A diferencia de los tres casos mencionados; Target ha logrado reinventarse, mantenerse vigente y crecer en la era del comercio electrónico mediante una serie de estrategias exitosas.
Target ha realizado grandes inversiones en su infraestructura de comercio electrónico para mejorar su presencia en línea. Esto incluye la mejora de su sitio web y aplicaciones móviles para facilitar la navegación, las compras y los pagos, proporcionando una experiencia de usuario fluida. La cadena fundada en Minnesota ha integrado exitosamente sus plataformas en línea y físicas para ofrecer una experiencia de compra omnicanal. Programas como “Order Pickup”, “Drive Up” y “Shipt” permiten a los clientes comprar en línea y recoger en tienda o recibir sus artículos en casa, lo que une la comodidad del comercio electrónico con la inmediatez de las compras en tienda.
La compañía se ha mantenido centrada en proporcionar una experiencia de compra agradable y eficiente. Esto se refleja en el diseño de las tiendas, el servicio al cliente y la facilidad de la navegación en su plataforma en línea. La cadena ha lanzado iniciativas dirigidas a prácticas comerciales sostenibles y responsables, lo que ha impactado a sus clientes conscientes del medio ambiente.
Target utiliza datos y análisis para informar decisiones estratégicas, desde la selección de productos hasta cómo personalizar la publicidad dirigida. Esto le permite responder rápidamente a las tendencias del mercado y las preferencias de sus consumidores.
Estas estrategias han permitido que Target continúe siendo competitiva y relevante en un mix de comercio electrónico y ventas físicas.
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