Michel Siffre nació el 3 de enero de 1939 en Niza, Francia. Fue un prominente espeleólogo, aventurero y explorador francés. Dedicó su vida a descubrir los misterios que se ocultan en las entrañas de la tierra. Fue célebre, y lo sigue siendo, por sus intrépidas expediciones a cavernas subterráneas. En éstas, llevó a cabo investigaciones maravillosas sobre las cuevas, el tiempo, la soledad y la supervivencia en entornos extremos.

El francés se sometió voluntariamente a periodos de aislamiento total en cuevas, sin relojes, luz natural ni contacto humano, para estudiar el tiempo biológico.
Sus experimentos más destacados fueron los siguientes:
En 1962 cuando tenía 23 años, pasó 63 días a 110 metros bajo tierra en el glaciar de Scarasson, en los Alpes franceses. Al salir el 14 de septiembre, creía que era 20 de agosto; su percepción del tiempo se había ralentizado drásticamente.

En 1972, Siffre se confinó durante seis meses (205 días) en la Cueva de Medianoche, Texas, Estados Unidos. Fue su experimento más duro físicamente, llegando a sufrir depresión severa y pensamientos suicidas por el aislamiento prolongado.
En 1999, a los 60 años, Michel realizó un último experimento de 73 días en la Cueva de Clamouse en Francia para analizar cómo el envejecimiento afectaba su reloj interno.
¿Cuáles fueron sus principales aportaciones?
Descubrió que, sin señales externas como el sol, el cuerpo humano puede adoptar naturalmente ciclos de vigilia y sueño de hasta 48 horas (36 horas despierto y 12 durmiendo) sin que el sujeto lo perciba.
Reveló que el cerebro crea su propia noción del tiempo basada en procesos biológicos internos, la cual se desvincula del tiempo astronómico en ausencia de luz.
Sus hallazgos fueron fundamentales para que la NASA comprendiera cómo gestionar los ciclos de descanso de los astronautas en misiones espaciales prolongadas.
Demostró que la percepción del tiempo es una construcción mental que puede distorsionarse significativamente bajo aislamiento y privación sensorial, resaltando la resiliencia y vulnerabilidad del cerebro humano.
Michel Siffre utilizó la tecnología de manera rudimentaria en sus primeros experimentos y de forma más sofisticada en los posteriores, pero siempre con el propósito principal de monitorear su fisiología y comunicar sus acciones sin recibir ninguna pista externa sobre el tiempo real.
El elemento tecnológico crucial fue una línea telefónica básica que conectaba la cueva con su equipo de superficie. Sin embargo, su uso estaba estrictamente controlado. Siffre podía llamar a la superficie para informar cuándo se despertaba, comía o se iba a dormir, pero la comunicación era unidireccional. Su equipo de apoyo registraba estos eventos en tiempo real, lo que les permitía comparar el “tiempo sentido” por Siffre con el tiempo cronológico real, sin darle a él ninguna pista de la hora o fecha.

A medida que avanzaron los años 70, la tecnología de monitoreo mejoró y Siffre supo cómo integrarla. En su experimento de 1972 en Texas, se adhirieron electrodos a su cuero cabelludo y cuerpo. Estos dispositivos registraban su actividad cerebral (EEG), ritmo cardíaco y actividad muscular de forma continua, transmitiendo los datos a la superficie a través de cables. También fue monitoreado por cámaras de video en algunas fases para registrar su comportamiento y estado mental.
Realizaba una prueba mental consistente en contar de 1 a 120, intentando que cada número tomara un segundo. Esta prueba, grabada y comparada con el tiempo real en la superficie, reveló que su percepción del tiempo se ralentizaba drásticamente (cinco minutos reales le parecían dos).
Para Michel Siffre la tecnología sirvió como una herramienta de observación que fue fundamental para llevar sus experimentos a buen puerto.

¿Qué esperan para aliarse a Vaspec?
Saludos intergalácticos, El Chico Vaspec.


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